sábado, 1 de junio de 2013




Experiencias estudiantiles con la violencia en la escuela.





Es una muestra de 346 alumnos, de ellos son 193 mujeres y 153 hombres; en las que narran su tránsito por los diferente niveles educativos, desde preescolar hasta preparatoria, con respecto a la violencia ejercida por los pares y los docentes hacia ellos. Las agresiones que ellos recibieron varían desde físicas hasta psicológicas en el caso de sus pares, y para los docentes, varían entre regaños, insultos, discriminación, humillación, castigos incluso golpes.
 El concepto de experiencia se basa en Melich que a afirma que la experiencia ha  desprestigio en cuanto a su filosofía, el cual se concibe como un conocimiento inferior,  como punto de partida pero inferior. Ferrer distingue cinco sentidos de la historia de la filosofía; La aprehensión de un sujeto por la realidad una forma de ser o vivir, la aprehensión por lo externo, la enseñanza que ha adquirido la confirmación de los juicios sobre la realidad y el hecho de soportar y de padecer algo.
Mientras que para Benjamín se da a la tarea de aniquilar la idea de experiencia como patrimonio exclusivo de los adultos. Para ellos significa años de experiencia carece de sentido y de espíritu. Benjamín concluye que la experiencia es la pluralidad unitaria y continúa del conocimiento, por este motivo la considera como sabiduría práctica y entretejida, afirma el autor que la experiencia profunda es necesaria la memoria, y afirma que la experiencia en la vida colectiva y en la privada es un asunto de tradición.



Para Hegel la experiencia tiene lugar cuando se genera un movimiento dialectico que la conciencia lleva a cabo en sí misma. En síntesis los elementos que constituyen a la experiencia son la continuidad, el movimiento dialectico que genera un objetivo nuevo y la irrevocabilidad.

Investigar  a los estudiantes requiere del empleo de categorías de alta complejidad, lo cual permite recuperar como llegaron a ser y responder preguntas enfocadas a sus experiencias escolares. Ya que es bien sabido que en las aulas se establece una enorme diversidad de relaciones sociales con los alumnos. Dada esta diversidad la autora invita a revisar las aportaciones que realiza García (1995:53) con relación a lo que sucede en los espacios educativos todos ello desde una perspectiva del pensamiento complejo.
La violencia es un fenómeno inquietante, por que no solo se trata de hechos sino de un clima, una atmósfera, un ambiente en estado de putrefacción del que nadie quede indemne, acontecimiento que todo invade. La escuela es un escenario de acontecimientos violentos donde se presentan varias modalidades de violencia físicas y simbólicas. Esto se debe a que la escuela refleja las tensiones frustraciones y problemas que ocurren fuera de sus muros y que interfieren negativamente en la vida cotidiana. Para Hanna Arendt  toda violencia es la variación del intento por anular al otro de mil maneras distintas e intensidades.
La información que se presenta se generó en una investigación interpretativa que busca conocer las experiencias estudiantiles con la escuela. Para generar la información se sustento fundamentalmente en la narración escrita de su historia del estudiante desde preescolar hasta la preparatoria. La investigación se basa en le material escrito producido por ellos, que resulto un mar de historia como las llama Dilthey. A partir de los temas narrativos, se elaboro una lista de categorías etnográficas. Como resultado de esta categorización se encontró la categoría de 
violencia como categoría.


Los resultados arrojaron diversas experiencias con violencia que pueden agruparse en dos tipos: fuera y dentro de la escuela y presenta dos modalidades la ejercida por los pares y por los profesores. Se abordan sólo dos problemáticas que influye la violencia; la intimidación por los compañeros y la ejercida por lo docentes hacia los alumnos. Freud (1973) leyó en Schopenhauer una historia de puerco espines y traslada la metáfora del dolor provocado por la carencia a las relaciones sociales. La intimidación va desde una forma patológica de sus socialidad, como un atentado físico como violencia emocional.
Voors (2003:27) señala que se puede considerar que hay intimidación cuando una o varias personas sienten placer al utilizar el poder para maltratar de manera repetida y constante a una o varas personas. Para Abramovay  y Rua señalan que la violencia y la escuela implican las prácticas sociales incluyentes.
La intimidación tiene muchas caras, desde agresiones físicas y verbales principalmente humillar hasta daños a la propiedad, la intimidación es siempre una brutalidad. Los efectos más visibles en la escuela de modalidad de violencia. La diferenciación entre los alumnos entre los fuertes y los débiles, estado de indecisión  ansiedad debido al rechazo, interiorización de los problemas, perdida de confianza, cambio de hábitos,  y resignación.
Las cicatrices mentales que deja la intimidación se instala en la memoria de manera permanente que constituye una experiencia profunda. En no existe una investigación especifica del tema más sin embargo hay tres investigaciones que abordan el problema, aunque la mayor aparte de los adolescentes estuvieron de acuerdo en que la escuela es un lugar seguro una minoría menciono a los compañeros como peligrosos, después de la intimidación aparece la venganza.
Los acosadores que piensan de si mismos. Cundo los alumnos son de nuevo ingreso y se unen son el líder sienten confianza y se siente identificados y comienzan a ser violentos. Obteniendo un gozo de ese poder, con esto el intimidador cuenta con dos tipos de aliados activos y los pasivos. Para esto Hanna Arendt mencionan que un hombre sin el apoyo de otro jamás tiene suficiente poder como para emplear la violencia con éxito.
La violencia en la escuela genera niños, adolescentes y jóvenes resentidos, los efectos de estas situaciones desestabilizadoras, inquietantes provocan una disonancia cognitiva.


 Luz María Velázquez Reyes, Revista Mexicana de Investigación Educativa, julio-septiembre, año/vo. 10 número 26 026 COMIE, Distrito Federal, México pp 739-764.


 JOSÉ EDUARDO  HERNÁNDEZ NAVARRO

Aporte crítico de lectura  31 de Mayo de 2013.

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